Hay que recordar muy bien que en un texto narrativo el
diálogo va introducido por el narrador, que comenta a veces las intervenciones
de los interlocutores. Cada una de las intervenciones en estilo directo de cada
participante en el diálogo se escribe en párrafo aparte, precedido de un guion.
Si en el transcurso de una intervención el narrador interrumpe el diálogo para
comentar algo, debe acotarse el discurso del narrador entre dos guiones, para
no confundirlo con las palabras del personaje.
Para tener un ejemplo que nos recuerde las convenciones que acabo de
explicar, vamos a leer “El amor que no podía ocultarse”, relato de Enrique
Jardiel Poncela.
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