domingo, 11 de noviembre de 2012

8. PUBLICIDAD DE UN PRODUCTO

PUBLICIDAD DE UN PRODUCTO
Roy Lichtenstein: Mujer en el baño (1963)

El lenguaje se usa en muchas ocasiones para convencer a los demás. La redacción de esta semana consiste, precisamente, en explicar las características de un producto y tratar de convencer a los lectores de que lo compren. Actuaréis, pues, como redactores publicitarios.
Para conseguir vuestro objetivo debéis atraer la atención de los lectores, despertar su interés describiendo los beneficios  del producto, estimular su deseo de obtenerlo, convencerlos de que estos beneficios son verdaderos y útiles y, finalmente, lograr que pasen a la acción realizando el pedido.

Lo primero será inventar un producto, cuyas características deben ser, hasta cierto punto, verosímiles. Después, redactaréis un texto que contenga las siguientes partes:

Comenzaréis con un título que despierte en el lector la curiosidad por seguir leyendo.  Nadie va a leerlo si el título no engancha.

De forma opcional se puede incluir una imagen. Esto es secundario, lo más importante es que sean las palabras las que argumenten la venta.

Lo siguiente será un cuerpo argumentativo formado por varios párrafos. En ellos, con orden y buscando que el interés del lector no decaiga, hay que informar sobre el producto y posteriormente dar buenas razones para convencer de que este es útil y necesario.

 Atención: el lector no se fiará de una información que parezca falsa; un chollo extraordinario puede parecer un timo. Para dar buena impresión es imprescindible una redacción cuidada, correcta, con aspecto profesional y respetuosa con los lectores.

El estilo, para no aburrir, debe ser claro, ágil, variado y rítmico. Hay que intentar que el cliente potencial no deje de leer.

No conviene olvidar que las repeticiones, bien utilizadas, ayudan a la memoria a retener datos, y que las oraciones interrogativas y exclamativas hacen el discurso más entretenido y expresivo. El humor y la poesía siempre son atractivos: ayúdate de recursos literarios.

En el párrafo final, la conclusión, hay que incitar al receptor a la acción, es decir, a que dé el siguiente paso en el proceso de compra, ya sea enviando un cupón, llamando a un teléfono, yendo a una tienda, probando una muestra, viendo una demostración o simplemente creyendo el mensaje.

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